La Luna se formó aproximadamente hace 4000 millones de años como resultado de una colisión entre la Tierra, que atrajo con su gravedad a un protoplaneta de tamaño similar a Marte llamado Theia. Esta colisión hizo que se desprendiese mucho material del que finalmente las rocas se fusionarían y darían lugar a la Luna.
Una evidencia indirecta de este impacto proviene de las rocas recogidas durante las misiones de Viaje a la Luna, que son similares a las de la Tierra.
Animación que muestra cómo la órbita de Tea dejó de ser estable para acabar impactando con la Tierra.
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